viernes, 14 de enero de 2011

Vodka con caramelo [3]



-¡Venga, vamos! ¡BORRACHERA!
*Lavín, niña, tranquila. Que parece que te hayan dado cuerda…
Y llevábamos un cuarto de la botella…
-¿Sabes qué? ¡¡Te quiero!!
*…Sí, ya. Eso le dices también a Paco…
-¡A ése qué le voy a decir!
Bebimos. Más espuma que cerveza porque Yenai no paraba de moverla de un lado a otro (me ha salíoh un chiste guarro...jeje), pero qué le vamos a hacer.
Tras sus ataques de amor cariñoso, llegaron mis risas. Aún no habíamos salido de Granada, ni habíamos llegado a Congresos, ni náh, sin embargo, ahí estábamos las dos: o borrachas o tontas perdías. Apuestas permitidas.

Avanzábamos despacio, procurando que la botella aguantase todo el viaje en buenas condiciones (y más o menos llena, aunque parezca mentira). Lo malo llegaba cuando mi acompañante se cansaba de llevarla y me tocaba hacerlo a mí, que entre carcajada y carcajada casi la tiro al suelo…
Pasados muchos bastantes demasiados minutos, estuvimos cerca de Congresos y encontramos a un grupo de pijas (con ganas, ¿eh?) cantando “noséquécanción”. Y otra parada más para que yo les cante la canción de Marco, y otra para que Yenai se ría, y otra porque se me cayó el paraguas al suelo y alguna más hubo, pero no me acuerdo…

Pasado Congresos, la botella iba menos de la mitad y mi pobre Yenai tenía los juanetes que le iban a reventar.
-Vamos a descansar, por favor. Que no puedo más…
*Falta poco. ¡Ánimo!
-Claro, como tú no llevas tacones…
*Yenai, tú tampoco.
-Ya, ya lo sé –sonrió.
*Un día te meto una torta que te dejo tiesa. Por tonta y petarda.
-Cómo te pasas…
Todo eso quietas, que no habíamos descubierto aún eso de que puedes hablar y caminar al mismo tiempo.
Comenzó a llover y a hacer más viento que el que hizo durante la tarde (¿verdad, Norgelia?), así que dispuesta a salvar a mi pequeña abrí mi paraguas de los moros para cerrarlo a los dos segundos porque casi sale volando.
-Vaya mierda de paraguas. ¿Dónde te has comprado eso?
*¡¡Será hijo de puta!! ¡¡Adónde iba!!
E iniciamos una absurda conversación con el paraguas que no tiene ni pies ni cabeza.
 Ahora, que íbamos andando, algo es algo.


-Oye…
*¿Qué?
-Compartimos novio.
*¡¿Qué?! –y me dejó patidifusa.
-Compartimos novio. Eso.
*Mira, no te lo tomes a mal, pero yo no salgo con Paco –puse voz de discurso, para sonar seria y medio sobria.- No creo que nos llegáramos a entender nunca en la cama.
Juro que se descojonó, lo juro.
-¡No me refería a eso!
*¿Entonces?
-Qué alegría haberlo encontrado. Estar con locos no me va, y con puteros tampoco…- me miró.- Tú y yo compartimos eso.
*Me estás llenando de gozo el corazón…Ya podríamos compartir las bragas, o el gusto por el jamón…
-Pero después de los cabrones, llega el chico dulce. Para las dos.
*Yo veo a Paco más bien rancio – un mal chiste salió de mis labios.
Me dio la mano, en señal de aceptación y amistad y a saber qué más...

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