-Te noto preocupada. ¿Estás bien?
*Sí, creo que sí – Ella mantuvo fija la mirada en la ventana.
-No es eso lo que percibo en tus ojos…
*No pasa nada. Es simplemente un día gris…-bajó la cabeza.- Mira, está lloviendo.
-¿Te gusta la lluvia?
*Me encanta. Desde bien pequeña. ¿Sabes?, no se lo cuentes a nadie porque es una tontería, pero cuando era pequeña pensaba que si llovía era porque el cielo estaba triste y si yo también lo estaba, me ponía a reír como una loca porque…-esbozó una ligera sonrisa.- Porque me sentía comprendida. Qué tonta era, la verdad.
-Yo no te veo así. Te veo…inocente. Te veo…¿Te sentías…? ¿Te sientes sola?
*A menudo. Aunque a ratos pienso que me gusta mi soledad. Lo malo es que es aburrida, monótona…y yo soy muy dada a pensar, a echar de menos. A cosas que no sirven para nada, como ves.
-No pienso igual.
Ella se rió, pero sin fuerzas ni ganas como para que la risa se escuchara por toda la habitación.
*Le tenía que dar un regalo…Soy un desastre, aún no se lo he dado.
-¿Un regalo?
*Sí, a ella. A la chica de los ojos azabache. Es una tontería, pero me encantaría dárselo. Pienso que es bueno hacer cosas así de vez en cuando.
-¡Oh!, ¿pero qué es?
*Es un secreto, no puedo decírtelo porque te reirías de mí…-y en su lugar, se rió Ella.
-¿La quieres? ¿Es importante en tu vida? ¿Piensas en esa chica?
*No sabes cuánto. La quiero mucho, más de lo que le demuestro. Es encantadora, muy bonita. Y tiene una sonrisa tan inocente…Me transmite paz y tranquilidad. Me salvó, ¿sabes? Yo estaba muy perdida cuando la conocí y…Fue todo tan diferente –levantó la cabeza y suspiró.- Su hermano es una réplica de ella pero en niño. Es muy gracioso.
-Se nota que te importa, sí…-la miró con curiosidad.- Cuando echas de menos…a ella la primera, ¿me equivoco?
*A ella y a Él. Y a las otras. Y a mi chica de los ojos azules. A veces también me acuerdo de quién no debo acordarme y otras, echo de menos situaciones concretas…-volvió a suspirar.- Ojala no los pierda. Desde que los tengo en mi vida, hace mucho que mi cielo no llora.
Continuó con la mirada fija en sus ojitos café, que no cesaban de ver la lluvia caer y chocar contra la ventana.
-¿En qué piensas ahora?
*En que tengo miedo de que piensen que en realidad, soy alguien a quien no merece la pena querer y se marchen. Qué estúpido, qué cursi, qué ilógico. Pero siempre tengo ese miedo y nunca he conseguido quitármelo de encima…
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