martes, 22 de noviembre de 2011
'Perra.'
*Me siento algo mal...
-¿Qué te pasa? - preguntó, sin mucho interés.
*¿Quieres saberlo de verdad?
-Qué remedio, si me pones esa cara de pena...habrá que escucharte, mujer - se rió, aunque sus carcajadas no fueron acompañadas por las de Ella.
*No sé, me siento un poco culpable. Por Dakota...
-Venga, va, Mika, ¿otra vez? Que era una perra...¡sigues teniendo a la otra blanca! Qué más dará ya que se muriera justo en la única semana que no la sacaste.
*¿Vas a mofarte de mí de nuevo? Lo digo para coger la puerta e irme, total, para lo que pinto aquí.
La miró. Lo miró. Y Mika no supo ocultar su cara de asco.
-Qué poco me gusta esa cara...
*A mí no me gusta tu falta de educación, pero vamos, que no digo nada.
El chico suspiró y se acercó a la joven enfadada, la cogió de la mano y le preguntó:
-¿Tan importante era para ti un cutre perrucho? No quiero sonar borde, es que yo nunca he tenido mascota y no consigo ponerme en situación.
*Para mí era como mi hermana. Soy hija única y siempre he andado escasa de amigos; ella siempre estaba ahí, Dakota ha sido para mí lo que es Fran para ti, por ejemplo - se negaba a mirarlo a los ojos cuando hablaba.
-Eh, no me seas bruta, que Fran es mi hermano de verdad - se carcajeó.
*Cuando era pequeña pensaba que Dako había sido enviada por algún tipo de dios, no necesariamente el de los cristianos, para hacerme la vida un poco más fácil. Para quererme y hacerme compañía; creía que venía del país de los perros y que me entendía. Me encantaba imaginarme su mundo...- tragó saliva. - Parece una tontería pero para mí ha significado mucho. Ha formado parte de lo poco que he tenido. - oteó su cara con el fin de comprobar si le estaba prestando atención y se sorprendió al ser afirmativa la respuesta.
-De ahí lo de que tú también eres una perra, ¿no?
Mika rió.
*Sí, sinceramente sí. Una lástima que suene tan mal.
-¡Qué va! Además, tú tienes muchas características de los perros: eres floja, te pones eufórica cuando ves a alguien a quien quieres, eres fiel, noble, estás ahí para todo porque te han hecho así de pesada, pelearse contigo es una locura porque muerdes, eres cariñosa, dulce, dócil, un poco tontita a veces...Igualita que un yorkshire.
*No, venga ya, no me jodas. Un yorkshire no, ¡yo soy un american stanford terrier!
-Lo que tú digas, mujer. Siempre había pensado que casi todas las mujeres se dividían en zorras y en gatas; las zorras son las putas, así de simple y las gatas las chicas guapas que pasan de todo, como Alba.
*Menudo ejemplo... - desvió la mirada hacia el suelo de nuevo.
-Y después estás tú, que eres una perra.
*Es tu primer piropo hacia mí. ¡El piropo más bonito de la historia de los piropos! Que me hayas tenido que llamar perra para decirme algo bonito manda huevos.
-No me seas moñas, que eso sí que no entra dentro de las características de los canes.
Se abre paso el silencio.
-Me has salido perrita.
*Y tú a mí zorra...- sonrió sin ganas.
-¿Cómo?
*Nada, cállate ya, anda.
Y lo abrazó, también sin ganas.
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