martes, 28 de diciembre de 2010

Vodka con caramelo [1]



Puta Norgelia…
No había días para celebrar su cumpleaños. Tuvo que escoger ese por narices, porque no había más días, no. No los había.
Cómo llovía, su madre. Y qué viento hacía, joder. Vaya día escogió la puñetera china.

Hizo su cumpleaños el día menos pensaoh, creo que fue un sábado 18 pero tampoco hay que fiarse mucho.
Diecisiete me cumplió la niña. Más bonita ella…y más zorra. Porque mira que había días Norgelia, mira que había días. Y tuviste que escoger ese en el que hacía viento y llovía. Ya son ganas de encresparme las melenas, ¿eh?

Nos invitó (a ir, claro está, que a comida o a bebida no invita ni borracha) a mí y a la pava de Yenai y a no sé cuántas mozas más. Quedamos a eso de las seis, y la muy puñetera se hizo de rogar y llegó una hora después porque le salió del mondongo. Mientras, llovía. Mucho, llovía mucho. Hacía hasta viento. Y para mejorar la situación se nos acoplaron Er PatiiYaAaH GamBiKaAh y sus compañeros, cada cual más feo y esmirriao. El patillas de gamba era el peor, qué piernas, Jesús. Qué cara, qué rastas, qué existencia más triste. Yo soy él y me suicido.

El plan inicial era cenar en un japonés y…no vamos a alargar esto: terminamos en un chino, muertos todos de hambre y con la china preguntándonos si queríamos “fulana con nata” así por toah la cara. Pero mujer, que eso no se sirve en un restaurante.
Luego, Norgelia y sus amigos esos raros se fueron a bailar y a dar por culo por ahí. Yo iba a ir, pero es que estaba poco sexy y cuando voy así se me acercan muchos y no quería y…Que Yenai se tenía que ir y mi amadísimo Apu estaba cual maruja en su casa esperándome para acostarnos, coño.

Así que a eso de las doce partimos hacia el poblacho ese desde la capital, cruzando los dedos para no encontrarnos por el camino con El Comedor de Sonrisas. Pensamos seriamente en cómo ir hacia nuestro destino, y tras un largo rato decidimos que había que ir...borrachas. O casi. Así que ala, a un pub de raperos góticos y con pinta de emos que escuchan heavy (todo mezclaoh, todo).
Illoh tío, qué puto susto, yo no sé ni para qué entramos ahí…Somos tonticas, pero de remate.
Nos pedimos un “no sé qué con caramelo que está muy rico” (si no sabéis qué es, se lo preguntáis a Yenai que ella se entiende muy bien), y conforme esperábamos los chupitos se nos acercó un señor que podría ser mi padre o mi abuelo con veinte años menos.
Y ahí ligamos con El Huertín y su padre El Rechoncho...

2 comentarios:

Nufi Floyd dijo...

El Huertín...que recuerdos.Reserva un díicah para ir a hacerle una visita a su "bosque particular" o_o
Me encantan tus historias *___* sigue ...(L)

Mika dijo...

Aún falta acabar esta ><. Tengo la parte de nuestros amigos borrachos, luego la publico si eso xD.
Las historias son una mierda, pero nos sirve para recordarlas...que es lo único bueno. Así algún día nuestros padres podrán saber por qué nos convertimos en hikikomoris e_e (?).