viernes, 17 de diciembre de 2010

"Las cejas no me permitieron ver su rostro..."



Siempre había sido una estrecha hasta que llegó él.
Era su momento. Su año. Su mes. Su día. Era su todo. Él era el indicado y ella ahí abajo lo había notado. Ahora nada podría detenerla…
Aunque iría despacio, para poder hacerlo todo “con buena letra”.

No llevaban mucho, pero ella ya cariñosamente lo llamaba Ceju haciendo alusión a lo más característico de su cara: las cejas, bien grandes y bien juntas. Juntas, sí….estaban unidas por un vínculo, igual de fuerte que el que los unía a ellos. Si algún día Ceju se quitaba las cejas, ¡el amor se acabaría! Por eso, procuraba mantenerse lejos de cualquier centro de estética.
Lo malo de esa pedazo de  pequeña característica, era que Yenai no era del todo capaz de mirarlo a los ojos a veces debido a su timidez y en su lugar le miraba las cejas. Y no podía evitar ponerse bizca, era imposible; y aunque eso le incomodaba, se lo callaba para no hacerle daño a su chiquitín Ceju en el corazón. Porque lo amaba no se lo rompería…

Son una pareja peculiar, bonita a su manera. Les gusta besarse en los descansos de clase, mantener diálogos en los que sólo hable uno y el otro se convierta en autista, marcarse el cuello, compartir la chaqueta, cogérsela (la manga), tener preeliminares antes del beso….
Recuerdo bien el día que Yenai acudió a mí con dos “caras de belmez” en el cuello, obra de Paco (o Ceju). Lo recuerdo de una forma tan clara que cualquiera diría que ha sido esta mañana.
Ella vino, a mí, con su cara de lémur buscando un asiento que ocupar en la cafetería. Entonces, en un descuido de la joven, pude presenciarlas: las señales de Ceju. Dos retratos idénticos a su cara, hechos a propósito para que todos supieran que era de él.
Yenai estaba feliz: por fin Ceju había aprendido a hacer algo de provecho. Nos lo contó con los ojitos llorosos de alegría, mientras Samantha la miraba con asco, porque jamás pudo comprender cómo las relaciones se pueden basar en sexo y sus derivados, y no en bombones y más bombones.

Todo ocurrió a primera hora de la mañana. Ceju, como siempre, acudió al instituto en manga corta para enseñar sus débiles y vellosos brazos. Llevaba la chaqueta en la mano para no desentonar con el resto en pleno diciembre.
Llegó a la clase exactamente a las ocho y esperó a su amada en el pasillo, la cual acudió dos segundos antes de que el timbre quisiera impedírselo…Yenai se tiró a sus brazos, lo abrazó, lo abrazó, lo abrazó, lo abrazó, lo abrazó, lo abrazó….Y así durante veinte minutos más. Ella ya estaba a tono, lo notaba, lo sentía. Él ya no deseaba entrar en clase...
-Vamos, Yenada. Estamos a tiempo-le dijo con la mirada. Ceju nunca ha sido de hablar mucho con palabras.
-Pero…pero…¡Ceju, nos pillarán!
-No, mujer. Confía en mí.
-¿Estás seguro? ¡Ceju, que nos van a regañar!
-Yenada…Es ahora o nunca-la miró fijamente y ella, asustada, no pudo evitar ponerse bizca.
Aceptó. Se fueron a las escaleras y…
-Tranquila.
-Jo, Ceju…¡cómo te pasas!-susurró avergonzada.- Debería haberme sentado yo primero…Ahora por eso no te voy a dejar tocarme un pechote.
-….
-Ceju, cosita…¿Me absorbes?- puso cara de guarrilla.
-Lo siento, Yenada. Ese ataque es de los pokémon bicho, y yo soy un pokémon tipo agua.
-¡¿Pero qué dices?! Lavín, Ceju, qué tonto eres.
Se sonrieron.
-...
-¿Crees que nos pillarán? Tengo un miedo…
-Tranquila.
-Coño, si tranquila estoy. No seas más pesado-le dio un tortazo a la escalera, en señal de cabreo.
-Tal vez este no sea el lugar, pero qué más da.
-Venga, anda. Absórbeme.
-¿Pero cómo, Yenada? Me confundes.
-Puff…-resopló.- A ver, ¿tú has visto a Jessica beberse un zumo?
Asintió.
-Bien, ¿has visto cómo pone los morracos?
-Por supuesto-volvió a asentir.- Cuando bebe zumo es lo único que se le ve.
Yenai se rió.
-¡Lavín, Ceju, qué malo eres! ¡Cómo te pasas!
-Jeje-él siempre es muy expresivo.
-Pues pon los labios igual que Jessica bebiendo zumo, pero en mi cuello. Luego, pilla un trocito de carne..Ten cuidado, que tengo poca y me puedes dar en el hueso.
-Vale, vale.
-Luego, pues chupas. Si es que no tiene más ciencia.
-Vale, vale…

Y así, tras treinta intentos, las caras de belmez surgieron. Yenai ya podía decir que Ceju se había hecho un hombre de verdad….
-¿Te gustan, Yenada?
-¡Oh, Ceju, me encanta! ¡Es hermoso!, ¡eres hermoso! ¡GRACIAS, CEJU!

Cuando terminó de contárnoslo, estaba llorando. Y yo, y Norgelia, y Miss Pechones, y Mari Hojos…y hasta San Negro.
Simplemente, precioso.
El único inconveniente, según ella, es que no pudo ver si Ceju disfrutó o no ejerciendo de artista puesto que las cejas…no le permitieron ver su rostro. Quizás la próxima...

1 comentario:

Nufi Floyd dijo...

Me encanta como escribes >///< yo te pediría que continuaras la historia de Ceju y de tu amiga el lémur si tienes tiempo, porque la verdad, me reí un buen rato ^-^
Vaya mano que tienes escribiendo (L) Algún dia se la enseñaré a mi amado Ceju =)