lunes, 17 de octubre de 2011

Inseguridad.



Qué coño esperas que haga la vida, Jessica. ¿Que te de palmaditas en la espalda cuando no te encuentres bien y te tienda la mano para ayudarte cinco de cada cuatro veces?
Las cosas no funcionan así, querida, no. En cuántas ocasiones te habrán dicho ya que tú eres la única que se pone trabas a sí misma y se limita; que no es el mundo el que te ve imbécil, eres tú. Nadie te llamó fea cuando tú ya te veías de esa manera. Quién te va a decir inútil, si aún no le has demostrado a nadie de lo que eres capaz.

Tanta tontería. Tanto miedo. Tanta inseguridad.
¿Para qué? Qué coño esperas. Qué.
Deja de aferrarte a tu gente más cercana y vuela alguna vez por ti misma sin cargar con semejantes estupideces encima; que si fallas ya te levantarás y solucionarás el problema que tenga que venir sea grande, mediano o venga ligado a veinte más. 

Si ya empiezas tú colocándote piedras en el camino antes de comenzar...¿qué esperas?


No puede ser tan difícil volver a ser yo y dejar de dar pasitos hacia atrás, como si fuera un cangrejo. No. Si se pudo una vez, otra también. 

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