viernes, 28 de octubre de 2011

El día que tú lo entiendas.


No, os equivocáis.
Si sois las únicas personas que me han cuidado así es porque sois las únicas personas a las que he dejado que me cuiden así. Y que se acerquen, y una larga lista de cosas más.

Y por esas mismas razones tengo miedo de que falléis. Si lo hacéis una vez, ¿qué haré con vosotros? Si lo hacéis dos veces, la culpa será mía. ¿Qué haré conmigo?
Tal vez tú lo entiendas...

martes, 25 de octubre de 2011

Entre viernes y sábado.


*Tú no tienes por qué estar así...
-¿Estar cómo?, ¿enamorado?
*...No es eso. No tendrías por qué hacer esto. Podrías estar follándote a cualquiera, podrías estar con cualquiera.
-¿Y por qué crees que podría follarme a cualquiera?
*Porque es la verdad.
-Yo quiero estar contigo. No quiero estar con nadie más en ningún otro lugar. A mí esto me gusta. Eres tú, soy yo. Es un mí dentro de ti. Es un nosotros. Y yo no lo cambiaría por nada. Es especial y me gusta.
*...Te amo.
-Y yo a ti, bonita.

lunes, 17 de octubre de 2011

Inseguridad.



Qué coño esperas que haga la vida, Jessica. ¿Que te de palmaditas en la espalda cuando no te encuentres bien y te tienda la mano para ayudarte cinco de cada cuatro veces?
Las cosas no funcionan así, querida, no. En cuántas ocasiones te habrán dicho ya que tú eres la única que se pone trabas a sí misma y se limita; que no es el mundo el que te ve imbécil, eres tú. Nadie te llamó fea cuando tú ya te veías de esa manera. Quién te va a decir inútil, si aún no le has demostrado a nadie de lo que eres capaz.

Tanta tontería. Tanto miedo. Tanta inseguridad.
¿Para qué? Qué coño esperas. Qué.
Deja de aferrarte a tu gente más cercana y vuela alguna vez por ti misma sin cargar con semejantes estupideces encima; que si fallas ya te levantarás y solucionarás el problema que tenga que venir sea grande, mediano o venga ligado a veinte más. 

Si ya empiezas tú colocándote piedras en el camino antes de comenzar...¿qué esperas?


No puede ser tan difícil volver a ser yo y dejar de dar pasitos hacia atrás, como si fuera un cangrejo. No. Si se pudo una vez, otra también. 

miércoles, 5 de octubre de 2011

Lo escribí tal que así.


"No tengo muy claro el por qué escribo ésto. Quizás esté lo suficientemente borracha de calor como para necesitar soltarlo.
No tengo muy claro si alguna vez me importó que el tiempo pasara para mí o no. Pero hoy me veo en la obligación de contarlo y relatarlo, de grabarlo a tinta en la memoria aún a sabiendas de que tarde o temprano dolerá.

No obstante, me acosté a las dos de la madrugada llorando porque la sensibilidad de Yenai se transformó en la mía.
Perdóname, amor, por tanto dolor.
Tú sabes lo que pienso, siento y creo; y yo sabía que no debía involucrarte porque sé cómo piensas, sientes y crees. Y lo hice de todas formas. Y me siento egoísta, estúpida y un sinfín de cosas más que no pienso contar. No veas esto como una exageración...es mi forma (tonta) de pedir perdón y dar gracias a partes iguales. Perdón por obviar tus palabras (siempre he sido tan inconsciente) y no seguirlas; gracias por permanecer ahí. Sé que pase lo que pase lo estarás. Confío en ello.

El 4 del 10 continuó con mis inseguridades.
Que si me cogen o no en la carrera, que si qué voy a hacer, que si no puedo estar un año entero así, que si venga y ánimo y no importa, que de ánimos nada porque en el fondo no sé qué hacer y no ayudan y que qué hago yo ahora. Un largo etcétera.
Esa...asquerosa sensación de la que, seguramente, me ría de aquí a unos años; sin embargo, ahora, con veinte, veo normal que no me haga ni pizca de gracia estar a la deriva sin tener conocimiento alguno de lo que sucederá de aquí a un mes.
Esa...asquerosa sensación. Sí. Que se fue difuminando cuando Él llegó a casa a comer al mediodía y me dio un abrazo. Y que desapareció por completo al darme un libro lleno de recuerdos como regalo; recuerdos no míos, no suyos. De nosotros. Si falta uno de los dos, yo lo asumo, dejarían de ser recuerdos para convertirse en puñaladas...
Él permaneció a mi lado (cuando mi madre se lo permitía, todo sea dicho de paso) hasta las doce de la noche del casi nuevo día (en este momento se me viene a la memoria, mientras escribo y rememoro, que justo a esa misma hora me felicitó el primero, y justo detrás lo siguió Yenai; gracias por la dulzura y por el detalle para mí significativo).

Lo besé. Me besó. Lo abracé. Me abrazó. Me quejé. No me hizo caso.
Jugó con los jerbos (ellos seguro que no piensan lo mismo). Hice el idiota. Lo hizo él. Lo volví a hacer yo. Me besó. Lo besé. Pasó el tiempo. Llegaron mis padres, sus amigos, cenamos, llamó su madre, nos fuimos.

Estuvimos hasta casi las once con mis padres y a las once en punto con su madre, la cual me felicitó y me regaló algo que, lejos de molestarme como alguna que otra persona que conozco pudiera suponer, me hizo gracia. Al igual que su llamada para que acudiera a casa y sus "¡espérate, Inma!" para que la hermana de Él se callase, que aún no había llegado el momento de cantarme el Cumpleaños Feliz. Si lo quería oír entero, más me valía acudir a su casa. Y eso hicimos. Me abrazó. La abracé. Y perdí la cuenta de cuantos "gracias" y abrazos le di; me hizo otro regalo y finalizó la canción.
Estuvimos un rato hablando con ella y eso me ayudó a sentirme aún más idiota de lo que ya de por sí iba sintiéndome durante todo el día.

Porque el comentario de Paula también me produjo ese sentimiento con sus palabras. Sigo pensando que su breve descripción de mi persona no fue muy acertada (sé que de madurez no voy sobrada...) pero me sirvió un poquito más para darme cuenta de que los demás no me ven tan por debajo de lo que me veo yo. No sé si me explico. 

Parece tonto, me cuesta escribir esto y ponerle un punto y final. Necesitaba contar el día y así lo he hecho. Me faltan muchas cosas.
Empecé el día llorando y lo terminé de la misma forma. Por una parte, seguía ahí la inseguridad, el "¿qué hacer?" y otras tantas estupideces más de las que sólo Yenai tiene constancia; por otra, principalmente, porque me sentí arropada. Querida. Y necesitaba eso más que cualquier otra cosa. Suena absurdo, lo reconozco, pero da igual. Me alegra saber que esta noche lloro porque sigo sintiendo la obligación de dar más gracias de las que ya he dado.

Así que, nuevamente...muchas gracias."


lunes, 3 de octubre de 2011

Un dos.



Y las cosas dan más vueltas de las imaginadas.

Jamás pensé dejar atrás uno de mis sueños para buscar otro. Yo, la eterna psicóloga, olvidando esa vocación que surgió desde la nada a los doce años para darle hueco a otra que, quizás, nunca me llegue a llenar tanto.
Quise ayudar a las personas para más adelante tratar trastornos y encaminar vidas, controlarlas, resolver puzzles. Ahora me toca decantarme por uno de mis hobbies y no pasiones. Venga, que la traducción tampoco es tan mala.

Jamás pensé que sería capaz de perdonar, ni olvidar, ni de hacer las dos cosas juntas y a la vez. Sé que soy una de las personas más rencorosas que existen porque se me da fatal olvidar. Todo se me guarda en la memoria y ahora ve y lo sacas tú de ahí. Es que es imposible.

Jamás pensé que llegarían a servirme de algo las clases de mecanografía y menos aún que aprendería a hablar japonés con más o menos soltura. Las clases de piano nunca llegaron, ni las de guitarra, pero ya lo haré yo posible en un futuro. Que de eso no quepa duda.

Tampoco imaginé que aprendería a hacer ecuaciones y que echaría de menos las matemáticas. O la biología. Se me quedaron muchas cosas por saber en el tintero y yo no me animo a adquirir conocimientos por mí misma.


O lo que es más gracioso todavía es que tampoco imaginé en la vida que de toda la mierda que me echaron esos dos imbéciles encima durante tan corto período de tiempo se me quedaría algo. Retrospectivos. Quién me iba a decir a mí que iba a situarme algún día por debajo de otra persona con lo ridículo que suena; si no fuera porque la señorita americana y su azul cielo me abrían los ojos cuando yo me autodestruía de más, yo hoy estaría peor que nunca. Y mira que se fue y no ha vuelto.

No supuse nunca que la tendría que echar de menos porque volvería a sus orígenes. Casi un año después, mantengo la esperanza de que nuestros caminos vuelvan a encontrarse y pueda darle uno de los abrazos que quedaron pendientes. Jamás supo cuánto me ayudaba y puede que jamás llegue a saber cuánto la necesito. Igual que ella, con sus ojos azabache, que a cada día que pasa noto más su apoyo y me hace más fuerte y enorme. Y valiente. O todo junto, mejor.

Ni supuse en la vida que tendría seguridad en mí misma ni confianza y que mi autoestima rozaría las nubes de mes en cuando. Ni que llegaría a querer con la fuerza con la que lo hago ahora o que me acordaría de ella cada mes de abril.



Todo ha dado muchas vueltas.
Casi veinte años. Casi. Y muchas de las cosas que imaginé no se han cumplido y las que pensé que no ocurrirían están a punto de suceder y la mierda a veces me ha rozado los talones.
Y me quedo sin contar más de dos vueltas que ha dado la vida.
Como Alemania, Francia, Andorra. ¡Madrid! Mis anhelos por pisar Barcelona. Diva Blanca siguiendo su camino, Silka y Kleine King junto a Aria y Samsa. Murió el último canario sin volar. Racionalidad VS Sensibilidad. He aprendido que puedo terminar creyendo en los platillos volantes durante meros instantes. Que mis fotos no valen nada; pero calcan lo que yo busco. Muchas más soltura a la hora de escribir y no saber todavía expresar ciertas cosas con palabras. Aún me trabo al hablar demasiado rápido. No echar de menos los videojuegos y olvidarme del anime. Japón continúa en mi lista de países a visitar. Que permanezcan mis ganas por saber qué pasará a partir del cuatro de octubre, del cinco de noviembre, del seis de diciembre...y que, por otra parte, me de exactamente igual mientras gane yo al tiempo y no él a mí. 

Sé que el día cuatro cumpliré un año más de los cinco menos que siento tener cuando estoy contigo.