sábado, 4 de octubre de 2014

4.


El mejor regalo para alguien que juega a esconderse es un lugar donde refugiarse. Un sitio seguro, en paz, confortable. Donde premien la imaginación, las tazas humeantes y el brillo de la luz a media noche.
Me has dejado entre las manos un lugar donde resguardarme, para que cuando se me agoten las energías pueda hundir la cabeza entre las páginas que se abren ansiosas ante mí. Me has regalado personajes que se quedarán dentro tanto o más tiempo del que dure su historia, detalles que deberé inventar a mi antojo, batallas que lucharé desde el sofá.

Necesitaba algo en lo que poder esconderme de nuevo ahora que no quiero esconderme nunca más. Porque releo lo que escribía hace tres años y no me reconozco. Ha cambiado mi vocación, mi forma de afrontar el sobrevivir y mis ganas de pelear. Después de morir en pasiva, vivo en activa.

Hoy, este día, sí que sí: Feliz cumpleaños, Mika.

jueves, 21 de agosto de 2014

Oddy. Al 21 de Julio.


"Mira que eres terca. Sigues grapada al reverso de mis párpados e impresa en mis retinas.

Da igual que abra los ojos o que los cierre si al final siempre estás ahí, agazapada en la oscuridad de la memoria o ronroneando en la luz de una ilusión.

Te recuerde o te imagine cada rincón te pertenece con la legitimidad de lo que se conquista con amor, y por no negarte acabo abrazando afirmaciones que te traen donde no estás y que me llevan donde no estoy.

Me parece que en el fondo disfrutas con todo esto, ¿verdad? Recuerda aquella mirada tuya, mitad sorna mitad condescendencia, cuando al fin aparecías como si nada después de que yo recorriese la casa diez veces buscándote angustiada por haber encontrado una ventana abierta y no haberte visto a ti. Y sé, lo sé, que ya había comprobado ese rincón desde el que me observabas con esos ojos tan redondos y no estabas. ¿Cómo lo hacías?

Al referirnos al tiempo medido desde una ausencia, ¿qué verbo acompaña al verbo pasar? ¿Olvidar?, nunca. Tampoco consolar o sustituir. Aceptar en tu caso no, te lo aseguro. Así que mientras voy haciendo el recuento de meses para un plazo que transcurre desde un hecho que no asumo, a la contradicción de mi razón se van sumando los delirios de mis sentidos.

Por eso me sorprendo viéndote sin imagen, escuchándote sin sonidos y tocándote sin cuerpo.

Yo ya no sé si te invento ahora o soñé una vez que te marchabas. Ya no sé si la pesadilla es tu muerte o es la vida tu fantasía.

A veces hay objetos que de pronto dejan de servir para lo que fueron creados, como cuando una prenda de ropa se transforma en un estuche del olor del que ya no está, o cuando las únicas palabras que parece contener un libro son las anotaciones manuscritas que el ausente hizo en él. Los muertos no deberían dejar cartas a medio escribir, frascos de colonia a medio usar ni sacos de pienso a medio comer. Es muy cruel.

Una cama azul es el cielo donde desde cada nube me miras mientras yo, aquí abajo, unas veces te sonrío y otras te lloro...

No, no es cierto. Siempre te lloro y no era más que una cama, y ya ni siquiera la aprecio.

La verdad es que no puedo verte, ni escucharte, ni tropezarte porque no estás, hoy ni nunca más, te fuiste para no volver.

La verdad es que como no creo en la vida en el más allá, sé que tú no me estarás esperando ahí cuando yo deje de estar aquí.

La verdad es que como no creo en la muerte en el más acá, sé que no te veré aparecer una noche en una esquina de mi cama, y si lo haces será porque yo estaré soñando, pero una vez que los abra te borrarás para siempre del interior de mis párpados por mucho que los cierre de nuevo para retenerte porque no, no era cierto, no estás grapada en ellos. Ningún despertar más terrible que el que llega tras el más hermoso de los sueños.

No creo en la reencarnación, no nos vamos a cruzar jamás con otros cuerpos para reconocernos por las mismas miradas.

No creo que brilles en una estrella y esa nube no existe. Ni en el cielo ni en la tierra he conseguido encontrarte por más que el primero ha recogido mis ruegos y la segunda mis lágrimas.

¿Arco Iris?, no, pequeña, no cruzaste un umbral de color, no hay luz ni hay ilusión, tu muerte no estaba escrita en un cuento de hadas sino en una tarde tan real como el amanecer que le siguió, amargo y triste como ningún otro. Tú atravesaste una negrura insondable y mis ojos sólo me devuelven incoherencias sobre hojas en blanco mientras mis manos te conjugan en pasado y mis desvaríos en presente.

Tampoco disfrutas con esto. Ni con nada. No existes. Tengo tus fotos y tengo mis recuerdos pero nada de eso eres tú. Te marchaste para siempre, aunque esta imbécil mañana ya no se acuerde de haber escrito esa frase y vuelva a hablarte como si todavía estuvieras ahí. Como si fueras a regresar. Como si nunca te hubieras ido.

No duele más una partida en sus aniversarios. Cada número está marcado en el calendario de la nostalgia. En cada fecha se cumple tiempo que escarba en el vacío y la soledad. Cada minuto hace una semana, un mes, un año. Cada año hace sólo un minuto.

Porque ahora hace un mes, tres horasy treinta y dos minutos desde tu muerte, mi niña.

Porque hoy también has muerto."

Gracias, Julio Ortega.

Te echo de menos, pequeña. Siempre.



viernes, 1 de agosto de 2014

¡A por todas y a por ninguna!

Creo...creo que se me ha metido un Tuenti en el ojo.


Querida Mika, esa que tenía diecisiete inocentes años: ojalá te tuviera enfrente. Ojalá existiera una máquina del tiempo para poder regresar atrás y meterte esa hostia en la cara que tanto te mereces. ¡¡Cabezota, idiota, irresponsable!! No me valen tus excusas, se acabó. Me da igual lo que sucediera, cómo estuvieras y lo que desearas en ese momento, porque ahora la que se jode soy yo.

Si viera esas fotografías y pensase: "Qué maravilloso todo. Tan bonito y precioso. Ay, señor, que me muero del gusto de ver esas imágenes tan hermosas y esos estados y esos todo. ¡Oh, mis queridos contactos, cuánto tiempo! Gente a la que adoro, caracoles, ¡qué perfecto!", pues mira, diría que mereció la pena porque a lo mejor a los 20 moría atragantada por un pionono y oye, la vida hay que vivirla un poquito. Pero es que las veo y me dan igual, miro mis contactos y me la refanfinflan, pienso en lo que podría haber hecho y me doy cuenta de que fui tonta del culo. Es decir, estuvo bien, aquello fue divertido...pero se acabó ahí. Efímero e insustancial, no me ha aportado más que recuerdos y ratos amargos porque las personas vienen y van y a mí se me ha quedado un sabor agridulce de verme aquí, envuelta en mi presente, sin querer pensar en nadie. Sin apetecerme vínculos ni intimidad, rehuyendo y no por miedo. Lo que se traduce en ser una huraña, lo que se traduce en ser un típico personaje de serie típica americana molonga que enamora a todos los pardillos que la ven porque la protagonista es un mal bicho con un pasado raro y cruel y una personalidad más rara y cruel (con ella misma) todavía. Qué cuadro.

Tan sumamente calculadora, pragmática y racional...Así era, así soy, así me definiré toda mi vida y en esos momentos, me dejé llevar por una cosa llamada "El Pavo" (lo escribo en mayúsculas porque es algo muy, muy, muy grave) y me toca pagar "El Pato" (también en mayúsculas porque es algo aún más grave, si cabe).

Querida Mika, desearía que hubieras aprovechado todas tus opciones. Aunque ni siquiera lo imaginabas, estaban al alcance de tu mano; incluso, fíjate, me aventuraría a decir que desearía que hubieras abandonado aquel lugar, lo que significaría no responder a los consejos de Silvia, y haber invertido tu tiempo en algo de provecho. Probablemente, con la que nos está cayendo, bonita, estarías agradecida (te lo digo yo, que soy tu tú de 22 años).

Me arrepiento, sí. Porque mi cabeza está repleta de fechas, personas, frases, opiniones, advertencias, llamadas de teléfono, mensajes de texto, correos electrónicos, quedadas a deshora, borracheras, cuartos de baño ajenos, cervezas, gominolas, abrazos, desplantes, mentiras -a medias y a cachos-, corazones, bocadillos, lugares, autobuses...y nada de eso me sirve para escapar de aquí, con la cabeza en alto y los hombros hacia atrás, el día de mañana.

Estoy perdida, Mika. Confusa y perdida, asustada, sola ante mis decisiones. Me da pavor equivocarme otra vez. No  pretendo una nueva derrota, necesito un comienzo que me encauce y, en estos instantes, con la disyuntiva entre una elección y otra, con la disyuntiva entre arriesgar o permanecer quieta, con el orgullo machacado de no haber logrado algo por lo que aposté, con el dolor de sentirme imbécil por perseguir algo que no iba a hacerme feliz, con las escasas ganas de aventurarme y con el desconsuelo de perderla...no sé qué hacer. Agosto se va a hacer largo en cuanto se me acaben las ideas. Ahora sólo me queda enmendar tus errores, dentro de mis posibilidades, y mirar hacia adelante no sea cosa de que la de 25 o 27 me escriba una carta del estilo cagándose en mi estupidez.

Mika, tu puta madre.

sábado, 26 de julio de 2014

¡Eh!, ¡eh!

Tac, tac, tac...Tic, toc, tic, toc. Tac, tac, tac...Tic, toc, tic, toc. 

¿Cuánto tiempo más va a dolerme el corazón?


viernes, 25 de julio de 2014

Exculpar.

Había cierta atracción en aquellos ojos hinchados, llorosos y cansados. Si hubiese sido valiente, habría alzado mis dedos de los pies para llegar hasta su boca y le habría besado una, dos, cinco, incontables veces, hasta fundirme con él en un sólo cuerpo y olvidar que eso que caía por sus mejillas sabía a ausencia y pérdida.

Como cobarde, como niña infantil, me mantuve firme en mi decisión de pagar las consecuencias de mis actos y de haber estado tambaleándome en aquella fina y delgada línea entre "estoy haciendo lo correcto" y "la estoy cagando sin darme cuenta." Pequé de lo segundo tan cruelmente.

¿Cómo olvidar unos ojos amarillos que me seguían allá donde fuese? ¿Para qué quiero mi intimidad si ya no me persiguen sus huellas en busca de conocer cada esquina de la habitación donde me hallaba? ¿Qué haré con todo el daño que le causé por jugar a ser Dios? ¿Qué verbo he de conjugar y qué reacción he de llevar a cabo para superar, asumir y olvidar mis errores?
Cuando el perdón no sirve para exculpar, estás perdido.

Ojalá haber sido fuerte y agarrar sus manos, sonreír y con un "Todo irá bien" borrar los últimos días. Jamás habrías existido y pecaría de sinvergüenza por eliminar tus memorias. Creedme: ¡no me arrepiento de haberme dejado engatusar por ella! ¡No, nunca! Más por mucho que escriba que el dolor es efímero, el duelo de la muerte es eterno.
¿Es que acaso nadie se da cuenta? ¡Se paró su corazón, no el mío!

Me compungiré cada día por alargar su marcha, su huida de este mundo a través de la espesa negrura que pasó a ocupar sus párpados para siempre. No existe el Arco Iris, ni el cielo, ni un maldito infierno, mi vida. No existe. Ni ella tampoco. Ya jamás.

No nos vamos a volver a encontrar, no podré disculparme cuando me desvanezca y mi cuerpo no sea más que un escombro.

Porque te maté. Lentamente. Por cobarde. Por desgraciada. Y cuando noté el ronroneo que presagia el final me decidí a darte sueño pero era tarde, tan tarde, que no transformé tu tormento en un leve paseo hasta el olivo número once de la fila tres...

domingo, 20 de julio de 2014

Los gatos no cumplen órdenes.

¿Y se irá?

El lunes puede ser bonito si mañana marchas a andar o a ronronear. Si esta semana te decides a (sobre)vivir, a mantener en pie tu frágil y debilitada estructura sin dolor pese a que tu maquinaria interior esté fallando, las bocas callarán. Que digo yo, que puestos a soltar mierda y a herir sensibilidades con frases de machaque (tu inminente muerte, el dinero, la facilidad de cambiar un algo por otro algo aún cuando funcionas con corazón y no mediante enchufes o pilas), mejor cremallera en los labios y el ojete abierto, que su función principal es la de sacar al exterior cagadas. La boca cuanto más limpia mejor y si no silencio. Si-len-cio.

Viniste en febrero tras prometerle a todos aquellos que no pude salvar que te cuidaríamos bien. En cierto modo, ¿no hemos cumplido las expectativas? Dormir cada mañana al sol, una alimentación que no produjese náuseas, andar allá donde gustases sin que te fuesen cerrando la puerta en los bigotes.
No creo que un gato, elegante y tierno, pida mucho más.

No obstante, ojalá haberme dado cuenta antes o haber pedido la analítica ese primer día o...qué sé yo. Qué sé yo porque no sé nada de estas cosas. Sólo que antes que sufrimiento, mejor la muerte.
Tal vez esté pecando de impaciente y tu recuperación, aunque lenta y costosa, esté siendo fructífera; o tal vez esté pecando de ingenua y de esa forma, aumentando tu dolor y agonía. Qué sé yo. No sabes hablar, no puedes decirme "Eh, tú, estoy hasta el coño" en el peor de los casos, o en el mejor tampoco darme una alentadora palmadita en la espalda cuando te doy el suero mientras me susurras "Tranqui, bonica, que esto va viento en popa."

Si con palabras es en ocasiones complicado hacerse entender, imagínate con el silencio.

Entiendo que nadie lo comprenda. No eres mi abuela, ni mi tía, ni mi primo, ni un ser humano. Eres una gata. Y ya sabemos que los gatos, y animales en general, no habéis sido cagados por la Virgen María y rebozados en el semen de Dios. O eso comentan por ahí, que no sois divinos de la muelte.
Me la refanfinfla tan profundamente. Lo que no estoy dispuesta a soportar son frases subyugadoras, eso sí que no.

Cielo mío, te vayas mañana o no, sólo quería dejar constancia de que te quiero y de que no permitiré que ocurra igual que con Diva. Muerte en vida no es dignidad, no es correcto, no es merecido. Aunque me pase el lunes entre lloros y sudores y culpabilidades, yo escogeré la decisión más oportuna por ti. Aunque duela tanto que se me clave en las costillas y me ahogue los pulmones, yo me mantendré firme.
Y si debes vivir, continuaré con tesón hasta que vuelvas a caminar, ronronear y bufarle al pesado y pestoso del perro cuando se te acerque demasiado.

No te mueras, Oddy...

sábado, 12 de julio de 2014

Los dos años que me pasé por el forro.

Dos años. Dos años conociendo de sobra que iba a errar y apostando por mi cabezonería y por mi, más que visible, comodidad. Dos. Putos. Años.

No quise anotar otras opciones en la cabeza "por si acaso es lo que aún sigo queriendo", pese a que mi vocecita interior me decía una y otra vez que no me tirase de cabeza a la piscina, que casi que mejor cambiar el rumbo y bajar por las escalerillas. Pa qué, eh, pa qué.
Deseché cualquier atisbo de cambio por un "por si acaso" y, ahora que más que probablemente haya logrado aquello que perseguía durante muchos años (no quiero precipitarme y decir que lo tengo en la palma de mi mano ya de ya), no me hace feliz. En resumen, que es un no. Y pretendo tirarlo a la basura, no sin antes tener dudas. Muchísimas dudas, infinitas dudas, dudas de mierda que no me dejan dormir y me hacen querer arrancarme todos los pelos de la cabeza.

Por supuesto, en estos momentos las otras opciones se me aparecen de forma reiterada en la mente, adornadas con un lacito rosa y pegatinas bonitas con la palabra "esperanza" escrita en ellas. Porque eh, aún estoy a tiempo. ¿A tiempo de qué?

Hacía mucho que no actualizaba el blog porque estoy perdiendo últimamente el gusto por escribir. Me apetece más leer, reposar los dedos, concentrarme en mis cosas y al rato dedicarme a observar las musarañas. Eso es fácil, cómodo y para toda la familia y no requiere pensar ni indagar en mi interior. No me hace daño, ni me molesta. Hasta que llega un momento en el que la dichosa vocecita interior te despierta y tú la ignoras, y entonces te empieza a gritar y a pegar patadas en el cráneo: "¡¡HAY QUE DECIDIRSE YA, COÑO, O EL TIEMPO SE VA!!". Tiene razón, el tiempo vuela y o voy eligiendo y echando las cartas sobre la mesa, o me veré de nuevo en el mismo callejón sin salida.

Al resto del mundo no puedo pedirle consejo, desgraciadamente. No hay nadie ahí fuera que sea capaz de sacarme de mi sueño mental y ayudarme a vislumbrar qué sería lo mejor. Desgraciadamente, la respuesta se encuentra en mí...y ni eso. Porque estamos hablando del futuro, un futuro que pretendo tener atado de pies a manos aún cuando ni siquiera le he dado una oportunidad para empezar a inventarse.

viernes, 6 de junio de 2014

El mosquito que creía en la justicia.

"- Esto es una porquería. Increíble. Pero esa niña no sabe vivir, ni cuando tiene pasta. - Hablaba con un sincopado ritmo metálico, como un teletipo. - Bien -dijo-, ¿qué opina? ¿Lo es o no lo es?
-¿Qué?
- Una farsante.
- Yo diría que no.
- Se equivoca. Lo es. Aunque, por otro lado, tiene usted razón. No es una farsante porque es una farsante auténtica. Se cree toda esa mierda en la que cree. No hay modo de convencerla de lo contrario."

sábado, 17 de mayo de 2014

Sulti.

Escribo esto ahogándome, suplicando al tiempo que pase rápido y de la manera más indolora posible. Porque yo no soy capaz de desatar la cuerda que me oprime la garganta más, más, más...hasta que se me asfixia el alma.
Por mucho que llore o mis oídos se tornen sordos, no podré ayudarte, ni a ti ni a ellos y si creyeses que no me importa estarías profundamente equivocado.

Intenté dialogar. No funcionó.
Intenté que se diesen cuenta de su error. Fue en vano.
Y ahora, mi vida, estás pagando las consecuencias. No aquellos que se agrandan a costa de tu vida los bolsillos, no, tú. Tú pagas sus hipotecas, sus coches, sus cervezas y tapa. Su peinado nuevo, su ropa cara, sus días en la playa.

Tú.

Y yo no puedo hacer nada por ti. Ni por ellos. Y me ahogo.

Lo siento, vida...Aunque no sirva de nada.
Lo siento, vida...

jueves, 8 de mayo de 2014

La la la.

Si me mira la tristeza a los ojos y la ignoro, algo habéis hecho mal. 

En 2009, un "Si yo estoy bien, ¿entonces qué resulta?, ¿no son la empatía y el altruismo fruto del (auto)asco?" y no querer mejorar ni avanzar. Por eso me quedé ese año más al lado de ellas, como si la sensación de soledad de una época anterior justificase el perder el inicio del futuro que perseguía.
Porque lo necesitaba, exclamaba, y porque era mi decisión. No, yo nunca decidí nada, igual que tampoco lo he decidido ahora.

Percibo que he perdido la narrativa, la capacidad de transformar mi pena en palabras y liberarme. Ahora cargo el peso a la espalda y me doy la vuelta, haciendo parecer que no existe. Y verdaderamente logro que no exista. Antaño miedo de que los cambios agriasen mi carácter, actualmente seguridad en que enfrían mi personalidad.

Pero como no soy capaz de expresar la rabia que siento hacia esa panda de hijos de puta aún a día de hoy, mejor un "La la la" por corazón bandera:


domingo, 30 de marzo de 2014

La frase precisa.

A veces me siento desdichada, nada más que de no saber qué es lo que estoy echando de menos.


...Es el día más desalentador, el más insulso. Quisiera quedarme en la cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto sola y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo. 

viernes, 28 de febrero de 2014

Tú. Ti. Tú.

Buscar mi hueco entre tu espalda.

Tengo ganas de tenerte para siempre.

domingo, 16 de febrero de 2014

Odette.

Querido Theo, preciosa Linda, tierno Paccino, dulce Rita...
Querida Toti, precioso Moco, tierno Obi, dulce Nala...

Eh, vosotros. Y todos los demás (son tantos nombres), no os he podido salvar. No conmigo, a mi lado; algunos sé que salvados estáis, otros (la mayoría) no sé dónde os habrán llevado.

Quería deciros...no he podido salvaros ni manteneros a mi lado. Sólo en la retina y no es suficiente, por eso, a estas horas, mañana, 17 de Febrero (¡divino 17!), ella estará entre mis rodillas o asustando a Ra o durmiendo en mi regazo. Ella, Ody:



Y, ¿sabéis? Ella estará como una reina gracias a vosotros. Ella y Tayson y, dentro de no sé cuánto tiempo, también Nibiru. Así que, si podéis y queréis, sentíos orgullosos.

domingo, 19 de enero de 2014

Tres bombillas y media.


Te quiero.
Ya sé que termino igual todos los mensajes
pero es que me da pánico que se te olvide.

Que entre distancias y cosas nuevas
crezca una pregunta en tu estómago.

Que un día te tomes una cerveza en a saber dónde
y dudes.

No hay nada más peligroso
ni humano
que una duda.
Así que sólo estoy tomando mis medidas.

Así ingresó usted a mis insomnios.