domingo, 17 de noviembre de 2013

Efectos a corto plazo del placebo.

Tal vez esté un poco hundida. Tal vez deba cambiar ese "Tal vez" por una afirmación. Creo que me ha roto el corazón quedarme a las puertas del que se supone que es mi sueño; ésto sí lo clasificaría como desamor.

Estoy un poco asustada y me siento terriblemente fracasada, aunque soy buena olvidándolo. Durante la semana soy alegre y me enfado y desenfado con la misma facilidad que siempre; sigo siendo feliz cuando les veo la sonrisa cada mañana por lo que mis pavores no importan hasta que llego a casa. Todo un fin de semana en casa: sólo tres días que logran desequilibrar mi paz interior. Suelo animarme pensando que era un error y que algo mejor va a esperar ahí por mí pero tengo tanta experiencia en desamores que ya no me lo creo.

Realmente la tristeza es un vicio. Qué sabio Flaubert. No me apetece hacer absolutamente nada por mí así que me arropo en mi pasividad. Debería comenzar por algo, luchar por mi futuro y mi presente, demostrarme que tengo algo que ofrecer; hay varias notitas en mi habitación con números de teléfono y propuestas para cuando empiece la semana. Me gusta verlas y rodearme de ellas para dejar de sentir ese "Mañana lo haré" tan perturbador. Un placebo.

Si Antonio o Ángeles me viesen, confirmarían con rotundidad que padezco inicios de depresión. Silvia, en cambio, es más inteligente y se reiría y me daría una patada en el culo: "¡Vamos, Jessica, levanta! Haz esto, esto y esto" y como ella ha sido lo más parecido que he tenido a una madre en mi vida, le haría caso.
La depresión avisa cuando viene, el sentimiento de ¿perderse? no. Definiría mi estado mental más como una crisis existencial de la que Silvia me libraría tan bien. Necesito un empujón, patadas en el culo, joder. Pero no está ella, ni nadie que se le parezca y me ha tocado a mí.

¿Qué hago? Con el corazón roto, ¿qué hago? Con el orgullo machacado, la dignidad manchada. ¿Qué hago? ¿Más? ¿De verdad, otra vez? ¿Apostar por lo mismo u olvidar? ¿Lo persigo o me quedo quieta? ¿Y mis otras opciones son válidas o más efímeras que la luz de una vela? ¿Presente o futuro? ¿Por qué no distingo el medio del largo plazo? La vida enfocada en cosas que puede que jamás sucedan. ¿Cambio o me renuevo? Como un coche en un desguace. ¿Lo conseguiré? Se me pasa por la cabeza que probablemente mi otra meta sea aún más complicada y el abanico de posibilidades se me agota, ¿soy incapaz o me hago incapaz? El tiempo pasa tan rápido que asusta. ¿Otra vez, de nuevo, de verdad? ¿Qué hago? Con añicos por corazón...

Mañana lo pienso. 

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