martes, 5 de marzo de 2013

Carta sin destinatarios.

El problema de la confianza es que se destruye, no se regenera.
El problema de los recuerdos es que cada memoria es volver a perdonar de nuevo.
El problema que tengo es que parezco más tonta de lo que soy.

O quizás soy, verdaderamente, tan tonta que ni cuenta me doy.
Tan sólo te pido que no me hagas daño, soy tan torpe e infantil que nadie volverá a quererme otra vez.
Ni lobo, ni perro. Soy un chucho con cara de bonachón al que todo el mundo silba y nadie hacia caso porque no vale un duro.
En mis libros no había nada escrito sobre este miedo.

Cuídame. No he dejado que nadie me cuide nunca. Cuídame.
No me pierdas. No me perdáis. 


Siempre seré más fuerte de lo que aparento. Y el día que haga falta, te prestaré mis puños, te regalaré mis palabras.
Seré todo lo dulce que necesites siempre que lo/me necesites.

No hay comentarios: