jueves, 26 de enero de 2012

Propósitos pasados.


El año pasado, allá también por Enero, puse un oso a escribir en un cuaderno hortera los propósitos que me hacía ese nuevo año que acababa de comenzar.
2012, por supuesto, también viene con metas cutres que planeo llevar a cabo; claro que hasta febrero no me veo en condiciones (debería decir "con ganas") de dejarlos por escrito.

Hoy, veintiséis de Enero, el oso se ha dignado a cogerme las llamadas y enfurruñado, ha exclamado que se siente avergonzado porque mis propósitos han sido cumplidos a medias:

1.- De primeras, me planteé hacer las paces con la Coca-cola y su manía de montar una fiesta pagana en mi estómago. Pero no hubo manera. Somos demasiado diferentes y, aunque a veces estamos obligadas a llevarnos bien, eso es sólo una tapadera.
2.- Quise comprarme un pijama mirable y...bueno. A lo mejor este año cae algo parecido porque, sinceramente, me hace más falta que el respirar.
3.- Faustino, mi precioso cactus, ha muerto. Ni lo regué ni sé dónde está. Mi madre debió de pensar que era parte de la decoración "no bonita" de la casa y lo mandó bien lejos...
4.- Mi primer propósito cumplido: aprobé el curso. Tarde, como siempre, pero lo hice. Me costó más lágrimas que sudor, todo ha de decirse.
5.- Segundo cumplido: realicé con éxito la Selectividad. Y hasta saqué una nota decente. No me siento orgullosa, ni mucho menos, de la calificación porque podría haber sacado algo muchísimo mejor...No obstante, ¡me la quité de encima!
6.- Creo que se me volvió a olvidar la existencia de la autoescuela...
7.- Nadie me regaló un geranio, ni bonito ni feo.
8.-. Mi suegra fue la encargada del propósito de los calcetines: no serían preciosos, pero sí más bonitos que los míos de aquí a Lima.
9.- No logré ser menos borde, al contrario. Será que la inmadurez y la sinceridad me salen por los poros a raudales y no soy capaz de evitarlo.
10.- Dejé de fumar no fumando desde el principio. Nunca, nunca, nunca. Así luego es más fácil dejarlo.
11.- Pretendí quedar con una tal Noelia y emborracharla. Ahora me parece que prefiero que se emborrache ella sola.
12.- Conseguí ser menos racional, aunque no lo de darle menos vueltas a las cosas. Y no me atrae la idea de ser una sentimental empedernida. Ser un témpano de hielo y pasarlo todo por el filtro de la señorita sabelotodo (mi cabeza) era más beneficioso que pasarlo por el subnormal del corazón. A parte, lo dicho: cada pensamiento, emoción y cada estupidez continúa vagando en círculos en mi cabeza una y otra vez; soy incapaz de sacar algo de ahí.
13.- A Yenai la saqué poquito de paseo. No digamos a Paco. Pero sé que ellos se sacaron de paseo mutuamente.
14.- He viajado. Sin embargo, no tanto como habría querido. Al menos visité Madrid y espero este año pisar tierras catalanas.
15.- La lucha con Remeh no dio a su fin. Es más, se agravó y ambas nos alegramos de no vernos la una a la otra.
16.- No me he cuidado, ni he cuidado. Lo hice a medias.
17.- Cuando escribí "modificar lo modificable" creo que, en parte, pensé en modificarme a mí. En cambiar lo que no me gustase. Tampoco lo he logrado porque sigo igual de gilipollas que antes. Aunque más fuerte. En segundo lugar, hacía referencia a las circunstancias, a aquello que no era de mi agrado y podía cambiar. Me equivoqué: quiere cambiar, pero no puede (no todavía.)
18.- He dicho "voy a ir a comprarme ropa" ¡¡y lo he cumplido!!
19.- Pereza y yo somos amigas, paso de pelearme con ella ningún año. Eso sí, ahora se cuida de aparecer menos en mi vida si tengo que realizar algo de provecho.
20.- "No volver a hacer más listas absurdas de éstas." Hombre...no he hecho ninguna pero...más por falta de tiempo que otra cosa...
21.- Puse una gilipollez por adornar así que no, ¡no la he cumplido!
22.- Fui una calzonazos. Incluso mucho más. Lo negaba, me engañaba...¿para qué? Lo fui, lo he sido. 2011 fue otro año "calzonazos". Y a veces no sé si me alegro o me arrepiento de ello; creo que va a medias. Total, ni nada es blanco ni nada es negro al completo.

2011 fue raro. No llevé a cabo muchas de las cosas que quería y los primeros meses fueron rutinarios y, por qué no decirlo, asquerosos. Me vendría bien anotarlo, abandonar aquí el 011 para que quede patente en algún lugar lo que fue y luego olvidarme de él, pero ya veremos.
La cosa mejoró pasada la primavera. No sé cómo ni por qué: simplemente lo hizo.

El 2012 es el año del Dragón (al menos en Asia, vaya). Así que más le vale ser un año fuerte en vez de extraño. ¡O le mando al oso enfurruñado!

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