sábado, 24 de diciembre de 2011

Que esta noche es Nochebuena.



Nochebuena es hipocresía aquí...y allá. Es cenar en casa de mi abuela materna junto a comparaciones, palabras despectivas, la mirada inquisidora de mi abuelo y tres broncas de postre.
Y todo por nada.
Con siete años no quería ir y con veinte tampoco. Porque en esa familia (que no "mi familia") una persona con depresión se vio obligada a suicidarse, y es que vio que ahorcarse era mucho más gratificante que continuar una farsa en los que tíos, hermanos y primos discutían por cuidarlo cuando lo único que anhelaban era su dinero y no que él viviera mejor o se sintiera comprendido y acompañado; porque en esa familia está una persona que causó que me tirase siete años sufriendo acoso escolar sin razones y eso no lo voy a olvidar aunque ya no me duela; porque en esa familia me comparan con dicha persona y con las dos putas del pueblo...y luego me llaman a mí guarra sin ton ni son; porque en esa familia me han llamado inútil, mierda, estúpida y demás cumplidos que jamás, como veréis, he sabido apreciar; porque en esa familia han despreciado a la de mi padre y, en especial, a mi abuela paterna riéndose y burlándose de que el cabrón de su marido la trataba como una basura sabiendo que ella lo pasó, mal no, lo siguiente..Y así podría seguir.

Supongo que escribo esto porque necesito desahogarme, porque siento rabia.
Jamás he sido hipócrita. No de esa forma. Yo no puedo darle un beso, un abrazo y un "¡feliz navidad!" a alguien por quien no siento aprecio (más aún a sabiendas de que es recíproco). Si son capaces de pasar por mi lado y no saludarme, ¿a qué voy a ir yo a verlos ahora? Es ridículo y cuanto más lo pienso peor porque los motivos para guardarles rencor se me amontonan y se me hacen una bola en la garganta.

Yo ya tengo mi familia: escogida por mí. Dos miembros de ella, Dakota y Diva, ya no están; claro que me quedan muchos otros: mi abuela paterna, mis dos tías, Él, Yenai...incluso Samantha. Y un corto etcétera con el que me es más que suficiente para ser feliz.

Cuando era pequeña pensaba que acabaría igual que mi madre o que su familia o, peor aún, igual que ambos. Y por estúpido que suene, conseguía hacerme llorar y sentirme mal. No quiero hipocresía, mentiras, hacerle daño a otra persona (o a algún animal) por creerme superior. No quiero ser repulsiva...

No quiero Nochebuena. No si son de esta forma.

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