miércoles, 16 de marzo de 2011

Miles de grullas.



Antes de fallecer aquel trágico veinticinco de octubre de un tal 1955, la pequeña Sadako Sasaki inventó una nueva forma de esperanza.

Con tan sólo dos años, vivió la bomba nuclear lanzada por Estados Unidos a Hiroshima ese triste seis de agosto de 1945. Sin embargo, no pareció afectada al encontrarse alejada de las zonas que más sufrieron.
A los once años, Sadako se había convertido en una niña fuerte, atlética y con mucha energía. Hasta que el destino se le puso en contra y, en una carrera, cayó al suelo. Y ahí empezaría todo, justo cuando le diagnosticaran “la enfermedad de la bomba atómica”: la leucemia.

Chizuko Hamamoto, amiga de la joven, le recordó entre charla y charla en un viejo hospital esa vieja historia japonesa que hablaba de realizar mil grullas de papel, dioses y deseo concedido tras crearlas. Y la joven, con una sonrisa, le regaló una en papel dorado: “aquí tienes tu primera grulla”.
Entonces, Sadako, con la firme esperanza de poder recuperarse comenzó la tarea de elaborar las grullas. 


No obstante, el deseo no sólo sería para ella.
Cuando conoció a un niño en su mismo caso y vio que, esa misma noche, fallecía, decidió que no era justo y quiso que su deseo cambiara. Comenzó a desear paz y la curación a todas las víctimas.
Finalmente, Sadako murió y no consiguió crear nada más que 644. Pero sus amigos y compañeros de colegio, emocionados por la historia, acabaron las que faltaban y se construyó un monumento en su honor, y en el de todos los niños víctimas de la bomba, en el Parque de la Paz de la ciudad de Hiroshima.


Ahora, tras las tragedias ocurridas en Japón, una japonesa ha decidido poner en marcha el deseo de Sadako, pidiendo esta vez que el país se recupere lo antes posible y que cese el sufrimiento.


En mi época adolescente me interesé bastante por Hiroshima, Nagasaki y toda su historia, y cuando me enteré, a eso de los quince años aproximadamente, de la historia de Sadako pensé que sería noble que algún día se repitiera algo similar ante alguna catástrofe. Y ese día ha llegado. Y, se caiga o no Japón a trozos como anuncian en Antena 3 y en la prensa amarillista, me ha parecido una gran idea hacer una grulla de tantas para apoyar el deseo de la japonesa Makiko.


Por mi parte, y por la de mi grulla amorfa ya nombrada Sluashgly (no me preguntéis de dónde saco los nombres...), espero también que esos cincuenta héroes (no existe palabra mejor que los defina) que se encuentran en Fukushima intentando solucionar el problema con el reactor lo consigan más temprano que tarde...y sin sufrir demasiados riesgos (cosa un tanto imposible, claro).

Finalizando. 
Una de vez en cuando está moñas y esta iniciativa me ha tocado bastante la fibra sensible. Ojalá lleguen pronto las mil...y se cumpla, antes o después, el deseo realizado. 

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