jueves, 31 de marzo de 2011

Lo que perdí.



La dignidad que perdí por no hablar.
El orgullo que perdí por dejarme pisar.
La felicidad que perdí por esconderme demasiado bien.
Las amistades que perdí por no aprender a retener(las).
Los besos que me perdí por no saber decir “te necesito”.
Los días que perdí por escoger la noche.
Las horas que perdí por no aprovecharlas.
Los abrazos que perdí por fallar(me).
Los momentos que perdí por no ser fuerte.
Las miradas que perdí por ser imbécil.
Los pasos que perdí por caminar lo andado.
Los recuerdos que perdí por romper la caja de Pandora.
Los asientos que perdí por cedérselos a nadie.
Los sueños que perdí por no alcanzar la realidad.
Los “me importas” que perdí por apartar(los).
Los segundos que perdí por comerme por dentro.
Los instantes que perdí por fumármelos tan rápido.
Los amores que perdí por no querer decir que sí.
La risa que perdí por no grabarla en la memoria.
Las noches que perdí por robarle horas a Dios.
......
Lo que perdí.
Y lo que no volveré a perder.

Equivocarme es una buena forma de aprender
Y es que ahora sí que sí: que llegue el mes de Abril, el mes que llevo tres años queriendo eliminar de todos mis calendarios deseando siempre que no acaben los Marzos. 

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