jueves, 21 de junio de 2012

A mi yo adolescente:


Alejarte de ella será el primer consejo que te daré de una larga ristra de advertencias que escribiré en esta especie de carta hecha a ordenador.
No le busques los tres pies al gato: es muy bonito intentar comprender a los demás, la empatía es preciosa y tal y pascual; pero pequeña, esa golfa con gafas es una hija de puta con todas las letras. Y te está haciendo la vida imposible; sé que no vas a ser capaz de ignorar cada pulla ni cada golpe que te mande (a través de los demás, por supuesto) porque, aunque fuerte, no sabes defenderte. No obstante, mándala a la mierda. Te sentirás bien.

Segundo. Puedes con el bullying. Que te importe un comino que te hagan la vida imposible, que te llamen fea, gorda, zorra y que te pidan a gritos que te suicides porque molestas. La indiferencia debe ser tu táctica: total y absoluta. Peguen, griten, insulten...te da igual. Eres fuerte, inteligente, bonita. Eres mucho mejor que ellos en todos los aspectos, así que no dejes que mermen tu autoestima. No caigas en estupideces, no pienses que eres un asco de persona, ni llores más, cojones. O mandaré al Perro a vigilarte día y noche y créeme que no te gustará.
Ah, lo de las mesitas y las pintadas en la pizarra es otra estupidez. Sé que te afectó; sé que lo superaste. Te recomiendo que no lo dejes para más adelante: supéralo en ese mismo instante.

Tercero. Aléjate. Sí, de nuevo. No, no me refiero a la imbécil de antes, me refiero a tu nueva amiguita, a la rubia, a esa loba disfrazada con piel de cordero. No la defiendas; si la llaman puta, que la llamen puta; si la empujan, que la empujen; si tiran sus cosas a la basura, que tiren sus cosas a la basura. Tú, pequeña, no tienes nada que ver. No es tu vida, no es tu problema. Suena cruel, pero esa desgraciada te dará la patada a los dos años de supuesta amistad forever and ever que teníais y te tratará como si fueras una bolsa de basura. Te dolerá muchísimo ver cómo pasa a formar parte de aquellos que te odian porque el borreguismo está de moda; evítalo a toda costa. Mándala a freír espárragos...y, si aún así caes en la trampa, no te preocupes. Hay más gente ahí fuera, ella no se merece que te hundas. 

Cuarto. Haz caso a Silvia. Más del que le harás. Sus palabras suenan a desconfianza y tú eres la niña más introvertida con la que podía cruzarse; sin embargo, va a ser la única dispuesta a escucharte y a verte llorar. Aprovecha la situación al máximo, que ya tendrás tiempo de sobra de agradecérselo. ¡Ah!, y que no se te olvide darle las gracias a Sonia y a Paco, para dos profesores buenos que encuentras...

Quinto. Dakota se ha ido, lo sé. Has perdido a una de tus "hermanas" y no sabes hacer otra cosa que llorar a escondidas en tu habitación, que llamarte imbécil por no haberla salvado (¿acaso podías prever su muerte?, ¿acaso tú podías hacer algo?) y que olvidar a Diva. ¡Eh, hola! ¿Has leído bien? ¡¡DIVA!! Dakota era dulce, preciosa, era una perra maravillosa y la amaste muchísimo; pero hay más ahí fuera, alguien más necesita tu atención. Acostumbrada a tu eterna presencia, se le hará doloroso perderte, perderos: a ti y a Dakota. ¿Crees que es lo correcto? Sal fuera y hazla feliz, la quiero ver alegre hasta que se vaya ella también. Porque sí, también se irá. Y te dolerá; aunque estoy segurísima de que si te mantienes a su lado hasta que llegue ese día, será todo más sencillo. Sino hasta una pared de color blanco te llenará los ojos de lágrimas mientras te repites por dentro que eres una desgraciada y una gilipollas, que fuiste cruel. No quieres eso, créeme. De todas formas, como te conozco...sea lo que sea, no te flageles, por favor. No eres el demonio.

Sexto. Vas a salvar a tu padre. O eso pretendes. El matrimonio de tus padres va camino de la suma fatalidad; los enfados han pasado de los gritos comunes y corrientes a unas faltas de respeto enormes difíciles de soportar. Por eso tu padre evita ir a casa; bueno, por eso y por lo que descubrirás después: sí, cielo, sí. Alguien en tu casa parece que está siendo un ciervo y no sois ni tú, ni Diva, ni tu madre, ni el canario. En el fondo te da igual porque en cuanto tu padre te dice que se divorciará porque no aguanta más la situación se te iluminan hasta los ovarios: estás harta de tu madre, de su familia y, ahora también, de esa niña estúpida a la que trata como su hija. 
Lamento decepcionarte: nadie se divorcia en esta historia. Aguantarás como una campeona los desprecios de tu madre y te acercarás más a tu padre mientras él pasa de todo el mundo. No le guardes rencor, de verdad; sé que tú lo estás pasando mal en el instituto y que te sientes sola, pero es que él tampoco está viviendo en los mundos de Yupi.
Ah, olvídate de la familia de tu madre. Como si no existieran. Esto te costará poco llevarlo a cabo, confía en mí.

Séptimo. Te has cambiado de instituto, has conseguido tu graduado escolar y estás la mar de feliz: nueva gente, nuevo ambiente...El autoestima lo tienes algo tocadete, aunque no es un problema porque ya lo irás subiendo. Tu problema va a ser ese: la subida. Cariño...no le hagas caso a esa chica que se ha acercado a ti, ese imbécil que describe como perfecto no es para ti. Te va a hacer sufrir, te va a gritar, a insultar y a menospreciar. Lo único bueno que hará será invitarte a tu restaurante italiano favorito; también te comparará con una de sus exnovias, con la que mantiene el contacto porque continúa locamente enamorado de ella (una zorra como cualquier otra con la que duró tres meses, nada serio; el tío este además de loco, está atontado perdido). Mentiras por todas partes vas a descubrir; si terminas dándole una oportunidad...estámpaselas en la cara desde el primer momento. No toleres los cuernos. Y, más importante que nada, no permitas que te diga que no le llegas a la suela de los zapatos a una guarra que juega con él. Tú eres mucho más, bonita; si él no sabe verlo me parece de lujo, pero que no venga lastimando autoestimas el tío tonto.
No seas inocente ni pava, que ya hay muchas de ese estilo y sé que eres más lista.

Octavo. No eres fea. ¿Cómo va a ser fea una persona que no muestra su cara porque la oculta tras un flequillo de dos kilómetros de largo? ¡Deja que se te vea la cara, coño! Tampoco estás gorda, ni tienes las tetas feas (pequeñas sí, y qué), ni tienes el culo fofo, ni eres asquerosa. No estás bizca, no mides 1,34 ni tienes las piernas arqueadas; no tienes los labios horribles, ni cara de caballo, ni...¡joder, qué de tonterías! No eres Natalie Portman, no; ni Miss Universo. Pero eres bonita. Más para unos que para otros, tenlo en cuenta. Por favor, no te martirices más diciéndote asquerosa. Eres bonita. Por dentro y por fuera (y que no se te olvida cultivar el "dentro", ¡que te me vuelves de un superficial!).

Noveno y último, que ya está bien: ¡¡vas a ser feliz!! ¡Vas a estar contenta! Contenta de verdad, ¿eh? Como cuando jugabas con Dakota y Diva, como cuando jugabas a los videojuegos o leías El Señor de los Anillos (bueno, ahí creo que fingías un poquito...Tolkien, menudo tostón...). Vas a conocer gente, vas a salir y vas a estudiar. Te vas a sentir realizada y cumplirás tu sueño de estudiar psicología...si no la cagas al año siguiente. ¡Así que cuidadín que te vigilo!

Tendrás cosas buenas. Muchas malas. Tu adolescencia será una mierda, te lo advierto ya. Así que carga las pilas y a por todas.

Cuídate mucho, Holanda. 



Osú qué moñada más grande, illo tío....Una carta para mí misma, osú qué egocentrismo....
La (pre)regla hace estragos en mi persona.

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