lunes, 5 de agosto de 2013

Ojalá.

Sin embargo, se me escapan todas las oportunidades. Si tan sólo pudiera sentirme útil y considerar la vida más como un reto que como un camino repleto de trompicones, yo sería muy distinta.
No obstante, no encuentro el escalón que me dijiste que uno encuentra y que le ayuda a ascender. Sólo veo la caída, la cuesta abajo.

Siempre me había visto a mí misma en el futuro como una mujer brillante, ideas claras, que había aprovechado la juventud en formarse. Cultura, inteligencia, emociones, lenguajes....pero soy mediocre. Me hago (siento) mediocre. Y a veces me resquebraja por dentro la idea de un futuro lleno de pesadumbre, miedo y mierda, mucha mierda.

Ojalá.

Sólo buscar salir de aquí y dejarles atrás.

jueves, 1 de agosto de 2013

Botah.


Si yo, que apenas si te conocía, estoy triste...imagínate cómo estará él.
Compró aquel dichoso bote de champú sólo para ti, para que mejorases; y vaya si lo hiciste. Con esos pelos de loco todo el santo día nadie podría haberse aventurado a adivinar que llegaste en mal estado.

Me gustan más los perros porque siempre me he identificado más con el carácter canino. Igual le pasa a él. Luego llegaste tú y nos tuviste con la baba caída....¡malditos ojos verdes! ¡Maldita manía de poner el "pescado" en el agua y maldita manía de abofetear al ratoncito! Maldita manía la tuya de ronronear por cualquier cosa.

Por eso, cosita, quiero darte las gracias. Limpiar al gordo guarro de tu vecino valía la pena tan sólo por ver cómo intentabas arañarle y cómo le maullabas. Gracias por las risas, por los arañazos, los bocaditos, los maullidos a deshora, el ronroneo que imitaba a un congelador refrigerando, esa forma tan tonta de correar y de andar y de hacerte el valiente.
Nos habría encantado que te quedases con nosotros durante mucho, mucho tiempo. No hemos criado nunca un gato, ¡ibas a ser nuestro conejillo de indias! Todo se queda en nada ahora.

Dakota y Diva, en su día, ya me enseñaron de malas formas que, si alguien se va, no se le reemplaza. Ni al malo ni al bueno. Vamos por el mundo creyéndonos prescindibles porque siempre es más fácil crearse un escudo y pensar para uno mismo que no se vale la pena; así no hay que esforzarse.
Sé que no va a a haber otro "Botah" y por eso te echaré de menos con tanta, tanta fuerza que se me dormirán las mejillas de recordarte. Y a él se le dormirán hasta los ojos.

Muchas gracias, de verdad, cosita. Descansa en paz.
"¿Y si...?", "Deberíamos haber hecho...", "Tendríamos que...". Nada de eso tiene cabida en estas líneas ni en mi cabeza. Te fuiste siendo querido y te fuiste habiendo saboreado lo que es una cama y lo que es despertar a alguien cada veinticinco minutos así como te fuiste con la esperanza de que, en un plazo indeterminado aunque cercano, tendrías un hogar. Eso me basta.

Hasta siempre, Botah.